jueves, 22 de octubre de 2009

Fábula del pintor Pitas Payas , por Juan Ruiz (Arcipreste de Hita)

El Libro de buen amor es la obra literaria más relevante del castellano del siglo XIV. Se trata de un conjunto heterogéneo de poemas en torno al tema del amor en sus diversas manifestaciones, espirituales y sensuales, escritos por Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, hacia el año de 1330. A continuación presentamos uno de los pasajes del libro, en versiones antigua y moderna, en que se puede apreciar tanto la evolución de la lengua española como el contacto de la misma con el francés medieval.

Versión en castellano medieval

Enxienplo de lo que contesçió á don Pitas Pajas, pintor de Bretañia

Del qu' olvyda la muger te diré la fazaña:
Sy vieres que es burla, dyme otra tan maña.
Era don Pitas Pajas un pyntor de Bretaña;
Casó con muger moça, pagávas' de conpaña.

Antes del mes cunplido dixo él: "Nostra dona,
"Yo volo yr á Frandes, portaré muyta dona".—
Ella diz': "Monsener, andés en ora bona;
"Non olvidés casa vostra nin la mia presona".—

Dixol' don Pitas Payas: "Doña de fermosura,
"Yo volo fer en vos una bona fygura,
"Porque seades guardada de toda altra locura".—
Ella diz': "Monssener, fazet vuestra mesura".—

Pyntol' so el onbligo un pequeno cordero.
Fuese don Pytas Pajas á ser novo mercadero.
Tardó allá dos anos, muncho fué tardinero,
Façías' le á la dona un mes año entero.

Como era la moça nuevamente casada,
Avíe con su marido fecha poca morada;
Tomó un entendedor é pobló la posada,
Desfízos' el cordero, que dél non fynca nada.

Quando ella oyó que venía el pyntor,
Muy de priessa enbió por el entendedor;
Díxole que le pyntase, como podiesse mejor,
En aquel logar mesmo un cordero menor.

Pyntóle con la gran priessa un eguado carnero
Conplido de cabeça, con todo su apero;
Luego en ese día vino el menssajero:
Que ya don Pytas Pajas desta venía çertero.

Quando fué el pyntor ya de Frandes venido,
Ffué de la su muger con desdén resçebido;
Desque en el Palaçio ya con ella estido,
La señal que l' feziera non la echó en olvido.

Dixo don Pitas Pajas: "Madona, sy vos plaz'
"Mostratme la figura é ¡aiam' buen solaz!"—
Diz' la muger: "Monseñer, vos mesmo la catat:
"Fey y ardidamente todo lo que vollaz".—

Cató don Pitas Pajas el sobredicho lugar,
E vydo grand carnero con armas de prestar.
"¿Cómo, madona, es esto ó cómo pode estar,
"Que yo pynté corder, é trobo este manjar?"—

Como en este fecho es syenpre la muger
Sotil é malsabyda, diz': "¿Cómo, monsseñer,
"En dos anos petid corder non se fer carner?
"Veniésedes tenplano: trobaríades corder".—

Por ende te castiga, non dexes lo que pides:
Non seas Pitas Pajas, para otro non errides.
Con dezires fermosos á la muger conbydes:
Desque telo prometa, guarda non lo olvides.


Versión en español moderno

Ejemplo de lo que aconteció a don Pitas Payas, pintor de Bretaña

Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
casó con mujer joven que amaba la compaña.

Antes del mes cumplido dijo él: -Señora mía,
a Flandes volo ir, regalos portaría.

Dijo ella: -Monseñer, escoged vos el día,
Mas no olvidéis la casa ni la persona mía.


Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
Para que ella os impida hacer cualquier locura.

Dijo ella: -Monseñer, haced vuestra mesura.

Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
Cada mes a la dama parece un año entero.

Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
había con su esposo, hecho poca morada;
su amigo tomó y estuvo acompañada,
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.

Cuando supo la dama que venía el pintor,
muy de prisa llamó a su nuevo amador;
dijo que le pintase, cual supiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor.

Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
Que ya don Pitas Payas llegaría ligero.

Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
Cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
La señal que pintara no ha echado en olvido.

Dijo don Pitas Payas: -Madona, perdonad,
mostradme la figura y tengamos solaz.

-Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad,
todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.


Miró don Pitas Payas el sabido lugar
y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
-¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
que yo pinté corder y encuentro este manjar?


Como en estas razones es siempre la muger
sutil y mal sabida, dijo: -¿Qué, monseñer?
¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
Si no tardaseis tanto, aún sería corder.


Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza.
No seas Pitas Payas, para otro, no se cueza;
incita a la mujer con gran delicadeza
y si promete al fin, guárdate de tibieza.

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